Organizar una boda con tranquilidad
Llevamos ya casi dos años deseando que vuelva la época en la que no llevábamos mascarillas, no respetábamos la distancia social de seguridad porque no era necesario y no teníamos miedo de la situación en los hospitales. Sin saber, sin embargo, que esa época no volverá. Porque la pandemia de la COVID-19 nos ha regalado un conocimiento sobre virus y prevención de contagios que se quedará con nosotros incluso cuando el virus deje de ser una amenaza constante y real. Eso, en realidad, es positivo, sobre todo a la hora de organizar eventos multitudinarios y felices, como una boda. Tendremos más en cuenta que antes la protección y la higiene personal.
Pero también necesitamos recuperar esa zona de confort, de serena alegría, que teníamos antes de marzo de 2020, y es normal. Si organizamos nuestra boda, queremos poder acudir a una sastrería a medida para elegir nuestro traje o vestido sin tener que preocuparnos sobre las limitaciones de aforo del banquete o la mascarilla de protección que hará juego con el modelo elegido. No obstante, esta es ahora la situación y siempre podemos sacar algo bueno de ella. Lo cierto es que una mascarilla personalizada y estética a juego con los trajes barrocos de novia y novia elegidos para la ocasión puede ser muy bonita, y el maquillaje de los ojos siempre puede acompañar.
Al final, lo realmente importante, lo que tenemos que recordar siempre si hemos decidido casarnos, es el acto en sí de hacerlo y la felicidad del momento. Puede que no siempre haya habido pandemia, pero ha habido otras situaciones, terribles a su manera, más o menos duraderas. Eso es vivir, y casarnos es una manera de disponer de una burbuja de felicidad que nos aisle de los problemas del mundo durante el tiempo que dure.
El mero hecho en sí de buscar trajes a medida y de disfrutar con la indecisión, pues todos nos gustan, ya es una forma de aislarnos, de forma responsable, de las noticias nefastas de nuestro entorno. La normalidad volverá, lo sabemos. Mientras tanto, tenemos que permitirnos vivir un poco y disfrutar.