Las múltiples utilidades del alquiler de coches con conductor

Si preguntan a cualquier persona qué es para ella un coche conducido por una tercera persona, solo habrá dos tipos de respuesta: la más lógica, que es un taxi y, la más divertida por su base de realidad, es que es algo muy clasista, muy para gente rica a principios del siglo XX. Sin embargo, esas respuestas también están colmadas de prejuicios, los que inevitablemente nacen si desconocemos la existencia del alquiler de vehículos con conductor. Se trata de un negocio un poco invisible puesto que, la mayoría de la gente, opta por conducir ella misma o por usar el transporte público para llegar a sus destinos cotidianos. Sin embargo, su existencia se debe a múltiples motivos. Veamos un poco cuáles son.

En primer lugar, la gente sigue casándose. Es verdad, incluso aunque el elemento católico no entre en liza, a muchas personas les gustan las ceremonias de bodas fastuosas como símbolo de amor eterno. Al fin y al cabo y, más allá de esas promesas de amor eterno, son una fiesta, con sus vestidos, sus banquetes, sus invitados y sus vestidos elegantes. Dentro de esa ceremonia podemos destacar el ritual de la novia yendo a la iglesia ¿Puede esa novia, vestida de punta en blanco, acudir al lugar de su casamiento a pie, en taxi o en el coche de su padre? Por supuesto ¿Se puede recurrir a la opción de alquilar un coche con conductor para que el acto sea todavía más especial? También.

Hay otros ejemplos. Es posible que una persona con un problema físico recurrente, quizá una persona mayor, no se sienta cómoda yendo a los sitios en autobús –demasiada gente, demasiado incómodo– o en taxi –una persona desconocida cada vez que toma uno–, de modo que el alquiler de coches con conductor es una opción sensata. Inevitablemente, el servicio es más personalizado y eso implica comodidad de cuerpo y de espíritu. Algunas personas necesitan una zona de confort y este servicio puede actuar como tal. No sé si he conseguido cambiar un poco su concepto de conductor personalizado, pero me gustaría pensar que sí.