La difusión de las terapias de salud mental, sepa en España
Desde no hace mucho tiempo, en cada vez un mayor número de ciudades españolas, se está empezando a celebrar el «Orgullo Loco», un día para reivindicar, política y culturalmente, el derecho no solo a una salud mental de calidad, sino a poder decir en voz alta que las personas sufrimos trastornos mentales muy diversos y no tenemos por qué esconderlo como si fuera un tabú. Iniciativas como esa dan cuenta del cambio progresivo de panorama que se está empezando a dar no solo en nuestro país, sino a nivel global. Las enfermedades mentales son una realidad muy seria que afecta a millones de personas en todo el mundo y trastornos, como la ansiedad o la depresión, se han acrecentado en España fruto de la crisis, la precariedad laboral y el descenso del nivel de vida.
Es importante, para empezar, revalorizar la psicología como ciencia, una labor que asociaciones como Sepa en España, que estudia y revisa constantemente los preceptos de Jung, llevan a cabo gracias al poder de difusión de internet y los nuevos medios de comunicación de masas. Pero también es importante educar a las personas, principalmente niños y adolescentes, en las herramientas terapéuticas que la psicología pone a su alcance, como la terapia sexual, la dialéctico-conductual y otras muchas que, por desgracia, se desconocen en la mayor parte de los centros educativos, en los que debería haber obligatoriamente, como mínimo, un gabinete de psicología.
Las dos cosas, la existencia de asociaciones como la Sociedad Española de Psicología Analítica y la difusión de centros de psicología y de recursos de psicología tanto públicos como privados que la sociedad en general tiene a su alcance, se interconectan. Comprender que es importante estudiar la psique humana, ya sea a través de las teorías de la psicología junguiana o de las perspectivas modernas, que tienen en cuenta las circunstancias sociales actuales, es el primer paso para comprender que el estudio científico de la mente le da a nuestra salud mental un valor medicinal. Dicho de otro modo, tenemos derecho a pedir ayuda y a seguir un tratamiento si no somos capaces de sobrellevar nuestros problemas.