Presencia Global
22 de Abril de 2019 | 10:42
Flores

Las flores del adiós eterno: la anémona y el jacinto

Coronas de flores, cruces de flores… todos ellos elementos archiconocidos y pedidos por miles de personas en territorios como España. Sin embargo, ¿qué flores serían la mejor para honrar a esa persona? Muchas flores llevan historias, mitos o leyendas aparejadas, lo que las convierten en símbolos del sentimiento y del imaginario de muchos autores literarios. Y en línea a esto último existen muchos casos en la mitología donde muchas personas se ven convertidas en flores o plantas con el fin de otorgarle la eternidad. A continuación, se pueden ver dos de los casos más relacionados con este tema:

En primer lugar se presenta la anémona. Esta flor se relaciona con la diosa del amor, Afrodita, y el bello Adonis. Un día, la diosa se enamoró de este joven cazador al recibir la flecha de oro de su hijo Eros (en algunas versiones) y el sentimiento fue recíproco, por lo que pasaron muchísimo tiempo juntos, eso sí, sin descuidar sus labores como divinidad. Sin embargo, en un día de caza, Adonis fue herido por un jabalí salvaje, del que se cree que era el celoso amante de Afrodita, Ares, transformado. Este murió en brazos de la bella diosa, pero su sangre combinada con las lágrimas de esta su amor fue inmortalizado con el brotar de una anémona.

Y en segundo lugar estaría el jacinto. Su origen se relaciona con el dios de Sol, Apolo, y su amado del mismo nombre que la flor. El joven Jacinto fue objeto de amor del que se dice que fue el primer hombre en amar a un semejante masculino, Tamiris, un aedo que se jactaba de tener mejor dotes para el canto que las propias musas, algo que le llevo a ser privado de la voz, la vista y la capacidad de tocar la lira. Apolo, que era quien había contado tal hecho a la musas también estaba enamorado del joven, por lo que pasó tiempo con él y le enseñó a lanzar el disco. Sin embargo, otro dios, Céfiro (el dios del viento del Oeste) también celoso hizo que sus vientos cambiasen el curso del disco y este impactase en el joven lanzador, algo que le provocó la muerte. Y Apolo, para impedir que su alma desapareciera, derramó sus lágrimas sobre la sangre derramada y surgió la hermosa flor que hoy podemos ver y oler.

Estos dos mitos son un claro ejemplo de unas flores para tanatorios dignas de una despedida que podrán comprarse en honor a esa persona tan querida.