Presencia Global
12 de Julio de 2022 | 11:55
Accesibilidad

Razones para instalar sillas salvaescaleras

Puede que hayamos tenido la inmensa suerte en la vida de no tener problemas de movilidad permanentes, como otras personas, y no tengamos necesidad de usar silla de ruedas. Pero incluso nosotros/as estamos expuestos tanto a posibles accidentes que nos obliguen a usarla durante un tiempo definido o indeterminado, como a las consecuencias de la propia edad. Las personas mayores, de hecho, son uno de los colectivos más vulnerables en lo que respecta a la movilidad básica. Tanto para ellas como para las personas con movilidad reducida existen soluciones de accesibilidad tan imprescindibles como las sillas salvaescaleras y los precios de salvaescaleras que, en general, se instalan fundamentalmente en espacios privados. De hecho, es probable que en más de una ocasión, tal vez en nuestro propio edificio, hayamos visto una instalada junto a las escaleras de la entrada.

La diferencia fundamental entre las salvaescaleras y los ascensores es esta: las primeras han sido específicamente diseñadas para personas con circunstancias complicadas en cuanto a movilidad, pero los ascensores también son normalmente utilizados por personas comunes y corrientes, quizá para algo tan simple como subir la cesta de la compra a casa. Aun en esos casos, la gente que utiliza los ascensores debe ser consciente de que las personas en sillas de ruedas o con bastones y muletas tiene preferencia de uso, pero no todo el mundo lo entiende. Por ello, y para reducir tanto el riesgo de conflicto como las incomodidades para la gente que realmente necesita ayuda extra, existen las mencionadas sillas, que deben ser tenidas en cuenta con la misma importancia que ya se le concede a los elevadores en espacios no solo privados, sino públicos.

Por lo tanto, una comunidad de vecinos realmente responsable debería reunirse al menos para investigar y discutir los precios de salvaescaleras y, finalmente, decidir invertir en la adquisición de una. No se puede esperar a que haya una persona que la necesite. Primero, porque nadie que la necesite decidirá mudarse a un edificio que carezca de ella; y segundo, porque, aun en ese caso, pasará días de angustia hasta disponer de una. La accesibilidad, en resumidas cuentas, debe ser tomada en consideración siempre.