Salvaescaleras: autonomía y libertad de movimiento
Nuestros mayores y personas con movilidad reducida, ya sea de forma temporal o permanente, necesitan todos nuestros cuidados, atención, cariño y comprensión.
Por parte de la sociedad en general, trabajar para mejorar la accesibilidad y contribuir a facilitar su vida cuando han de desplazarse por ciudad es importante y es responsabilidad de los organismos pertinentes. Lo que para la mayoría no supone ningún problema, subir escaleras en centros comerciales, viajar en autobús, bordillos… para ellos se convierte en un obstáculo insalvable. Cada vez estamos más concienciados con este tema, gracias a Dios, pero, todavía queda mucho por hacer al respecto. Es cuestión de empatizar, es decir, ponerse en el lugar de los otros para comprenderlos mejor.
El hogar debería ser ese espacio donde se sientan cómodos y seguros, sin embargo, el hecho de que no cuenten con los medios que les permitan una autonomía y total independencia, hace que las simples tareas diarias no puedan llevarlas a cabo sin ayuda.
Buscar la manera de que sean lo más independientes posibles no solo les da más libertad, confianza en sí mismos y una mejora de su autoestima, sino que también, paralelamente, otorga tranquilidad e independencia a las personas que se ocupan de su cuidado.
El hecho de que puedan moverse por la casa con autonomía, realizando desplazamientos por escaleras y descansillos sin ningún problema y sin ayuda de familiares o cuidadores, revierte muy positivamente en su estado de ánimo. Moverse con total libertad dentro de su domicilio, saber que pueden ir al baño, ducharse, ir a la cocina , subir y bajar al dormitorio, sin tener que ir acompañados constantemente, les hace sentirse seguros, tener confianza y plena autonomía.
Si echamos la vista atrás y recordamos nuestra infancia, enseguida vendrá a nuestro recuerdo todos los esfuerzos y cuidados que nuestros padres hicieron por nosotros. Sin pedir nada a cambio, solo por amor. Entonces, no había barrera ni impedimento para ellos. Hacían todo lo posible y, lo imposible también, por nosotros. Una continua y total dedicación de día y de noche. Eran capaces de ocuparse de nuestra educación, de nuestra salud, de nuestros juegos, de nuestra alimentación, de nuestro ocio… sin apenas descanso. Un esfuerzo hecho con AMOR y por AMOR. Su ilusión, vernos crecer saludables y con todas las necesidades cubiertas.
Ahora, esos padres desearían seguir haciendo lo mismo por sus hijos, pero, su capacidad física no se lo permite. Los años tiñeron sus cabellos y debilitaron su fuerza. Ahora es tiempo de que los hijos se ocupen de sus padres.
Estamos de acuerdo en que el trabajo, las ocupaciones diarias, los niños… no nos dejan demasiado tiempo para compartirlo con nuestros mayores. Pero lo que si podemos hacer es ocuparnos de ayudarles a que recuperen ese deseo innato de sentirse útiles e independientes.
Las sillas salvaescaleras facilitan sus quehaceres diarios. De esta manera, se sienten dueños de sus movimientos, pierden el miedo a desplazarse y se sienten seguros y libres.
Además, los salvaescaleras se adaptan a todo tipo de escalones, ya sean de tramo recto o curvo, acomodándose a todos los rincones, descansillos y desniveles.
En el mercado, tenemos sillas salvaescaleras acondicionadas a cada patología específica.
La seguridad en su utilización está garantizada.
Y ellos, nuestros padres, necesitan sentir que aún pueden valerse por sí mismos.