Un jardín con abonos orgánicos
Puede que nos hayamos puesto como objetivo de vida comprarnos una casa en el campo. Los motivos de esta elección pueden ser varios, empezando, claro está, por el simple hecho de vivir en un entorno de mayor silencio y aire puro. Otra cuestión puede ser el precio, ya que, salvo supuestos y excepciones muy concretas, el suelo rural suele ser más económico que el urbano. Pero algunas veces, nuestro deseo de vivir en un entorno natural obedece a cuestiones, digámoslo así, más caprichosas y personales, como puede ser una afición personal. Una de ellas, siempre maravillosa de practicar, es la jardinería. Tal vez tengamos ganas de dedicar meses, quizá años, a construir un jardín privado. Eso sí, si no tenemos mucha idea, tendremos que aprender.
Dicho aprendizaje empieza por los fundamentos básicos. Entre ellos, qué herramientas y utensilios hacen falta para cuidar flores y plantas de naturaleza diversa, o cuántos tipos de fertilizantes ecológicos existen y cuáles son sus usos. Hay información detallada, incluso gratuita, en internet, que podemos combinar con libros de la biblioteca, o incluso con preguntas directas hechas a jardineros/as expertos/as, muchos de ellos podemos encontrar regentando una tienda especializada. Si nos interesa esta última posibilidad, es decir, la dialéctica del aprendizaje en espacios comerciales dedicados a la jardinería, avanzaremos mucho, ya que la misma persona que nos aconseja puede ofrecernos también un buen abono orgánico ecológico para empezar, o nuestros primeros útiles, los más sencillos de usar para personas que todavía no dominan la cuestión.
Después, llegará la parte que tal vez sea más difícil: la perseverancia. Plantar una flor en una maceta es una cosa, pero tener un jardín propio, y además bien cuidado, otra muy distinta. Ir pasito a pasito y disfrutando de lo que aprendemos, sea plantando una nueva semilla o probando con un nuevo tipo de abono ecológico, es la clave para que la consecución de este ambicioso objetivo sea siempre divertida y gratificante. Si tenemos dudas, o si en algún momento algo nos sale mal, quizá baste con volver a pedir consejo en nuestra tienda de confianza y adquirir un producto nuevo. Todo puede salir bien.